La boda de Laura y Nacho con vistas a la Alhambra

Hay historias de amor que son de toda la vida y la de Laura y Nacho lo es.
Se conocen desde que ella tiene 9 años y el amor fue fraguándose con el tiempo. Después de unos años de novios, en un viaje a Canarias le pidió matrimonio tras un día espectacular lleno de sorpresas. El anillo fue un solitario de la joyería San Eloy de Granada.

Después de varios meses preparando el enlace llegó el día. Los nervios a flor de piel pero con muchas, muchas ganas.

El novio escogió un chaqué de Fields, el chaleco y la corbata son de Anglomanía y la camisa que llevaba fue hecha a medida al igual que los zapatos. Los gemelos que llevó fueron un regalo de la novia de la  joyería Suárez.







Laura se preparó en casa de sus padres y mientras la peinaban y maquillaban llevó una bata y camisón de color blanco de Intimissimi. Del maquillaje se encargó una chica de Dior, que para la novia, sin duda, hizo un trabajo 10. El recogido se lo hizo su peluquera de siempre y se decantó por una tranza con pequeños lazos granates de terciopelo.




Se decantó por un vestido de la firma española Pronovias y lo personalizó a su gusto. Añadió puntilla en la espalda y también en las mangas. El velo que llevó fue el que había llevado su cuñada en el día de su boda hace ya 10 años. 

"Me encantó que tuviese el detalle de prestármelo porque es súper bonito".


La tiara que llevaba fue diseñada y personalizada por Mar Cano y los zapatos de la firma Franjul. Como complementos llevó unos pendientes que le había regalado Nacho y la pulsera a juego se la regalaron sus padres, ambas cosas de San Eloy
El ramo y la decoración floral tanto de la iglesia como del convite fue de la mano de la Floristería Atrezo. 





Los niños de arras fueron los sobrinos de Nacho e iban vestidos de Gocco y la mayor llevaba un vestido que le había hecho la abuela del novio. Las coronitas que llevaban las niñas fueron a cargo de la floristería Verde Pimienta.


Nacho es de Madrid y Laura de Granada, así que como es tradición... se casaron en la ciudad de la novia el 22 de julio en la iglesia de San Pedro y San Pablo
Quisieron tener un detalle con los invitados y es que casarse a finales de julio hace que el calor esté más que presente, así que decidieron regalar abanicos de madera.










La celebración fue en el Palacio de los Córdova y el catering fue de la mano de La Borraja. El cocktail fue presidido por una gran mesa de quesos y un puestecito de Moët. Fue justamente durante ese momento en el que la Comparsa femenina de Ciudad de Alhambra, de la que forma parte una de sus amigas, cantó varias canciones.

"Por fin me emocioné, hasta entonces no había llorado y ahí no me pude contener".

La cena tuvo lugar en una explanada al aire libre y entraron con dos versiones enlazadas del Aint' no mountain high enough. En la parte lenta brindaron con los invitados y con la parte más movida llegaron hasta la mesa presidencial que compartían con sus respectivos padres. 
El sitting era un mapa de Madrid, en honor a Nacho. Las mesas eran distintos lugares la ciudad con un dibujo del oso y el madroño.
Uno de los momentos más emotivos de la cena tuvo lugar nada más empezar. El único hermano de Laura leyó un discurso que le volvió a emocionar. El ramo se lo quiso entregar a una de sus mejores amigas y lo hizo mientras sonaba Hay un amigo en mí
Además de los abanicos que regalaron antes de la ceremonia, también quisieron que sus invitados pudieran bailar y divertirse sin complejos. La comodidad es primordial así que, se animaron y por eso, pusieron chanclas. 
El baile lo abrieron con un vals, un pasodoble y una sevillana, había un trocito de cada uno. Además, dos amigas suyas les sorprendieron con dos preciosos y emotivos videos.





















Del reportaje fotográfico se encargó Liven Photography y el resultado no puede ser más bonito, espotáneo y cercano.


Comentarios

Entradas populares