La boda de Marta y Pepe en Trujillo

Marta y Pepe, se conocieron en Trujillo, un pequeño pueblo extremeño, lleno de historia, en el que ambos viven. Corrían los 2000 y por entonces, ni Whatsapp, ni aplicaciones, ni nada de lo que ahora estamos tan acostumbrados. Saliendo con amigos estrecharon su amistad hasta que decidieron dar un paso más. Habiendo crecido juntos y conociéndose a la perfección el uno al otro, 18 años después, Pepe se decidió y le pidió matrimonio. Lo hizo con un diamante solitario comprado en un viaje a Bélgica. 

Se casaron en el mes de abril en la Iglesia de Santa María la Mayor, celebrando posteriormente un fiestón en las Bodegas Granadas Coronadas.


El vestido de Marta, una maravilla, con el que dio después de dar muchas vueltas y probarse varios modelos. No tenía muy claro el estilo de vestido que quería, aunque siempre soñó con ser una princesa. Se veía llevando un vestido pomposo y con una larga cola pero pronto supo que su figura no encajaba con eso. Mirando y mirando descubrió los diseños de Jesús Peiró y le encantaron, así que centró su búsqueda en él. Viajó a Madrid y probó varias opciones, entre ellas, el estilo que ella siempre había querido y que finalmente acabó descartando. Marta, se considera una chica sencilla, por lo que optó por buscar vestidos de líneas rectas y que no fuesen extremadamente exagerados. Como ya había visto que los vestidos de Jesús Peiró le gustaban, decidió buscar las tiendas en Extremadura que tuvieran sus diseños. Casualmente, mientras buscaba, dio con el modelo que le robó el corazón. Era un vestido de la colección de 2017, pero que sin duda le encantó. Un día, fue a Don Benito, y en la tienda Pepita Dueñas, se probó varios vestidos aunque no conseguía dar con el que le había gustado. Recibió un trato fenomenal y se sintió acogida por el equipo desde el minuto cero. Después de haberse probado como 15 vestidos creyó desistir hasta que de repente le sacaron el modelo que había visto y del que se enamoró. allí estaba EL VESTIDO
Se lo probó y le gustó, aunque no fue hasta 15 días después que se decidió y fue a por él. 

"Era un vestido de líneas rectas, sencillo, con muchos apliques que me enamoró y me casé con él"

Una vez logrado casi lo más difícil, llega la hora de elegir el velo y los complementos. Ella tuvo muy claro desde el principio que no quería llevarlo porque no se sentía identificada con él, pero tampoco quería ir sin nada. Su vestido tenía la típica cola, y su sueño como os he contado antes, era llevarla muy larga. Así que, se decidió y optó por hacerse una capa que le salía desde la espalda del propio vestido. Ahora sí, se veía favorecida, muy ella, se sentía identificada 100%. 

En cuanto al peinado, fue una decisión bastante fácil. No quería llevar el clásico moño y sabía que o bien lo recogería con una trenza o lo llevaría suelto. Lo que ocurre es que al casarse en el mes de abril, el tiempo es algo traicionero y si optaba por llevarlo suelto, podría despeinarse fácilmente, por lo que al final optó por hacerse una trenza en la peluquería Carmen. Es un peinado con el que se identifica mucho puesto que le encantan y siempre que lleva el pelo recogido, es con una trenza. Además, quiso añadirle un pequeño tocado de la firma Miss Bone Accessories de paniculata preservada. Un tocado sencillo ya que el gran protagonismo lo tenían los apliques de los hombros. 
Del maquillaje se encargó su amiga Vivi. Utilizó tonos suaves con los que ella se vio muy favorecida. 

Los zapatos, fueron un regalo de un buen amigo, de la marca Lodi. Eran de color rosa, de tacón ancho y con tachas. 

Como complementos llevó el anillo de pedida y unos pendientes prestados por la familia del novio de la joyería Suárez
Las alianzas las compraron en la joyería Martínez de Trujillo.

Del ramo de peonías rosas se encargó la floristería Vigafer.

Pepe, llevó un chaqué clásico en color azul marino de la tienda Chevalier de Cáceres.

El tema de la iglesia es algo muy personal. Marta llevaba soñando toda la vida con casarse en la iglesia de Santa María la Mayor, donde había trabajado durante 13 años. Sentía que era como su casa. De cada boda que se había organizado allí, a ella le habían hecho partícipe preparando las flores, montando los reclinatorios, incluso en alguna ocasión, había llegado a colocar la cola del vestido de alguna novia. Para ella, esa iglesia, es como un pedacito de su vida. 
Por lo que a la decoración de la misma se refiere, supo que quería hortensias blancas aunque no se centró mucho en el interior puesto que el retablo ya habla por sí solo. Puso un centro alargado de paniculata y dos centros grandes de hortensias en las escaleras. En la puerta, optó por poner arbolitos y flores de ajo que le encantan. 

Las canciones de la ceremonia las eligieron con mucho cuidado y fueron muy significativas para ambos. Sonaron algunas piezas como La lacrimosa de Mozart. El pianista fue Adolfo Molina y al violín estaba su hermana. 

Escogieron 15 testigos. Los que iban por parte del novio, llevaron chaqué con corbata granate y chaleco beige a petición de Pepe. Además, su sobrino, también Pepe, de 11 años tuvo un papel fundamental en la boda. Para ellos es como su hijo mayor y decidieron hacerle testigo. 

La celebración del convite y la posterior fiesta tuvo lugar en las Bodegas Granadas Coronadas. Una explotación vinícola que cuenta con un amplio espacio para celebraciones. Los novios tuvieron claro que querían celebrarlo allí porque les encanta. Para ellos es el mejor sitio, está cerca de Trujillo y es un sitio muy bonito. Decidieron decorarlo muy en su estilo, de ello se encargó Eme&B. Los dos son amantes del campo y la naturaleza por lo que eligieron colores vivos e incluso pusieron alpacas. 
Además, contaron con una mesita de dulces, galletas y chucherías durante la fiesta que estuvo animada por dj Coke, un dj que, sin duda, hizo que tanto los novios como los invitados disfrutaran y bailaran hasta altas horas de la madrugada.

Los novios quisieron tener un detalle con los invitados, algo para ellos muy importante. Uno de sus sobrinos tiene un transtorno específico del lenguaje y va a una asociación en Cáceres llamada AFTEA donde también tratan a niños con autismo. Decidieron donar el dinero y regalar unas pulseras en las que podía leerse "tu mundo es mi mundo".

"Para nosotros era muy importante participar de alguna manera porque esa asociación es sin ánimo de lucro y el dinero que recaudamos les vino muy bien para que puedan seguir con su buen hacer."



Del reportaje fotográfico se encargó un buen amigo, Daniel Vega Fotografía acompañado de Pivi Blanco, también fotógrafa, consiguiendo capturar instantáneas únicas.

Sin duda alguna pasaron un día mágico tal y como habían soñado. Para ambos fue una boda muy trabajada y muy personalizada.



























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