El Erasmus que unió a Clara y Alfredo para siempre

Qué bonitas esas historias que comienzan en otro país en el que todo es nuevo y en el que los miedos y las ganas e ilusión se apoderan de tí. Clara y Alfredo se conocieron en Viena estando de Erasmus. ¿A alguien le suena haber conocido a su pareja así? ¡¡Qué bonito!!

Alfredo, un joven de Madrid estudiaba el máster de Ingeniería Industrial y Clara, de Córdoba cursaba tercero de ADE. Parece que sus caminos se cruzaron en uno de los mejores momentos de sus vidas.


En el momento en el que se conocieron ambos se fijaron el uno en el otro y desde entonces siguieron su vida juntos.
Ambos pretendían que ese año fuese un año de salir sin aunque sin querer se convirtió en un año repleto de viajes. Visitaron 9 países durante 9 meses. Además, estuvieron como voluntarios en varias organizaciones, residencias de ancianos, recogidas de juguetes...

Después de un año alucinante para ambos, Clara decidió trasladarse a Madrid por trabajo y fue a los cuatro años que decidieron casarse.

A Clara siempre le ha gustado encargarse de los saraos familiares y organizarlos, así que su boda la vio como el proyectazo de su vida y ¡vaya si lo fue!

Enseguida se pusieron en marcha con los preparativos. Por lo que a su vestido de novia se refiere, lo tuvo muy claro desde el principio. Se decantó por la diseñadora Flor Fuertes.

"Es una diseñadora muy especial, se adapta a cada novia como anillo al dedo y de una forma muy sencilla supo captar lo que buscaba. Me sentí muy cómoda en todo el proceso". 


Su vestido era muy sencillo, en crepe de seda, con una caída muy bonita. Una espalda cruzada y cuerpo de gasa. Tenía escote pico y las mangas eran abotonadas.

En cuanto a los zapatos, Clara se considera una chica muy "verde", positiva, dinámica y no se está quita. Decidió que sus zapatos hablasen por ella. Fueron un regalo de sus amigas más íntimas y se los hicieron en Salo Madrid. Se ataban a la pierna con una cinta de terciopelo y un detalle muy especial fue que sus niñas de arras fueron con los mismos o muy parecidos. 

Para el tocado escogió a Mimoki. Clara tiene una buena amiga allí y no dudó ni un solo segundo en ponerse en sus manos para el diseño. El día de su boda lució una corona con flores naturales y de cera que se adecuaba a su coleta a la perfección. 

Del maquillaje y del peinado se encargó el equipo de MAC Estilistas de Córdoba. 

Cuando os contaba que Clara es muy "verde" es que es una apasionada de ese color. Y por supuesto, como no podía ser menos, sus joyas llevaron un toque de verde. 
Su anillo de pedida fue una esmeralda de brillantes que llevó el día de la boda. Además, también llevó unos pendientes prestados de su madre.








En cuanto a Alfredo, él se decantó por un chaqué en color azul marino de Silbon. Como me cuenta Clara, en honor a su ciudad tenía que llevar algo de firma cordobesa. 

El chaleco se lo hicieron en La fábrica de camisas, como no podía ser de otra manera, era de color verde. 

La corbata fue una auténtica suerte, la encontró en El Ganso, no lo esperaban pero era perfecta para la ocasión y no podía quedar mejor con el traje. 

Sus zapatos eran un diseño de Bowtie.

Como complementos, Alfredo, llevó unos gemelos de la familia y el reloj que le regaló Clara el día de la pedida. Un Tag Heuer Carrera con la esfera Azul.





La pareja se casó en la iglesia de San Nicolás de la Villa a la que la novia tiene un apego especial porque todos sus abuelos están allí en el columbario. 
El enlace fue oficiado por un amigo de la familia de Alfredo, un sacerdote puertoriquense, Monseñor Carlos Quintana que ofició una divertida y emotiva ceremonia.
Contaron con niñas de arras, todas eran sobrinas e iban vestidas por Teresa y Leticia. 

Uno de los momentos que recuerda con especial cariño fue cuando su padre le acompañó hasta el altar y le retiró el velo del rostro para darle su mano a Alfredo. 
Y por supuesto, no puede olvidar el momento de los votos, algo muy sincero en el que ambos los dijeron de memoria mirándose a los ojos.

Los misales y las minutas las pintó su madre en acuarela ya que se le da muy bien y le encantó tener ese detalle con los novios. 

La orquesta que eligieron estaba compuesta por dos violines y un chelo y a la voz estaba su cuñado Joaquín.












Tras la ceremonia se trasladaron a Torre de La Barca, el cortijo andaluz de Bodegas Campos. El cortijo tiene una decoración muy rústica que se adecuaba a la perfección a lo que la pareja buscaba con unas vistas impresionantes a la ciudad andaluza.




Tanto el cóctel como el baile, contaron con José Milan, un violinista cordobés que versiona grandes éxitos de actualidad y que amenizó todos los momentos haciendo que todos disfrutasen de cada instante. 




En cuanto a la decoración, como os comentaba al principio, a Clara siempre le ha encantado la organización de eventos y por supuesto no quería que en su boda faltase ni el más mínimo detalle. 
Además, tiene la gran suerte de que su madre y su, ya, marido pintan muy bien y trató de sacar el máximo partido. 
De los meseros se encargó Alfredo. Cada mesa era un lugar especial para ellos de Viena. 

Una vez los invitados llegaban a su mesa, todas las mujeres se encontraban una bolsa de tela con su nombre y como Clara trabaja para L'Oreal, no podía faltar  una laca de uñas y un labial. 
Para las embarazadas, además, un chupete con el nombre de su futuro bebé y para sus compañeras de trabajo, para no regalarles lo mismo a lo que están acostumbradas, su madre les hizo unos preciosos abanicos. 

Uno de los momentos que recuerda como el más divertido es lo complicado que les parecía elegir una canción para la entrada del salón. Y el día antes, estaban en la finca montando toda la decoración, y ensayando las diferentes opciones de canciones modernas y divertidas... Pero ninguna les convencía. 

"Alfredo me dijo: Clara en contra de mi voluntad, a ti te encanta David Bisbal y no vas a ser más feliz que bailando ¡Ave María! y así fue. La cara de la gente, ¡era para verla! Y, por supuesto, hicimos la patadita y todo, fue todo muy auténtico, ¡creo que no me he reído más en mi vida!


Entregó 4 ramos, 3 de ellos a sus mejores amigas, y otro a su alma gemela, su hermana, fue un momento muy emocionante en el que no pudieron contener las lágrimas. 

De las flores, así como del ramo de novia, se encargó Paloma Recio, de El Puentecillo.

"Las flores son una obsesión para mí, quería flores por todos lados. Hortensias y Proteas fue lo más abundante. Había árboles en el salón de la comida al igual que en la entrada de la iglesia". 











Tras la cena, llegó el momento del baile, allí encontraban alpargatas para aguantar hasta que salga el sol. También había un rincón especial para todas aquellas que quisieran deshacerse del tocado y bailar cómodamente. Y por supuesto, algo que no podía faltar, era el Candy Bar en el que había un rincón de donuts. 
Montaron también un photocall y contaron con el equipo de Risbox para que no se escapase ni un detalle.







El baile lo comenzó la novia con su padre y siguió bailando con Alfredo. Enseguida se animaron los invitados y a partir de entonces fue un no parar. Fue una boda con 300 invitados, al ser ambos muy jóvenes, Clara tiene 24 años y Alfredo 28, al menos el 60% de los invitados eran jóvenes, algo que se notó mucho a la hora del baile en el que disfrutaron de la música de Mysound, un equipo de Dj's que amenizaron la fiesta hasta el amanecer. 







El entorno permitió que pudiesen hacer fotos preciosas que fueron de la mano de Mercedes Pérez Photo y del vídeo se encargó Pilar Torres. 

"Las fotos todavía me emocionan cada vez que las veo, maravilloso trabajo". 




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