La boda de Cristina y Amando en Galicia al ritmo de Let's Dance

La boda de Cristina y Amando es de esas que cuando vas descubriendo el fiestón en el que se conviritó más ganas de entran de bailar.


Los novios se conocieron allá en 2014 a través de unos amigos en común en una fiesta que Amando organizó en su palacete indiano. Casualmente, el mismo lugar en el que se casaron unos años después. 

Amando le pidió matrimonio a Cristina, en su tierra natal. Se encontraban en su restaurante favorito que cuenta con unas vistas impresionantes a la ciudad de Málaga.

Cristina no se lo pensó dos veces y confió en su gran amiga Sofía Orlando. Para ese momento tan especial, eligió un kimono de lo más colorido de Spell and the Gipsy ya que su prenda favorita son estas piezas y cuando lo vio se enamoró. 

"Sofía es maquilladora y peluquera profesional que siempre me maquillaba en nuestras miles de juergas cuando vivíamos juntas en Madrid. Me conoce perfectamente y sabe lo que me queda bien y lo que no. 
Me maquilló y peinó tanto en la preboda como en la boda. 
Curranta como ninguna, todo lo hace con delicadeza y cariño y es que además conoce tan bien mi cara que me dejé llevar por lo que ella me sugirió y el resultado no pudo gustarme más". 





Cristina fue quien diseñó su propio vestido porque siempre había tenido muy claro lo que quería y no se veía con otra cosa. Lo confeccionó Miriam Galvez.

"Los encajes del vestido los elegí con mi madre en José María Ruiz. Hice tres pruebas con Miriam y la verdad que me entendí con ella genial. Llevábamos la misma sintonía y desde un primer momento le encantó mi idea de vestido y supo plasmarlo a la perfección". 




Llevó el anillo de pedida de su madre, el suyo propio y optó por no llevar pendientes. Además, en su cabeza lució un tocado de Mimoki que diseñó ella misma a partir de diferentes modelos que había visto. 

"Entre mi madre y yo elegimos los materiales que llevaría el tocado y cuando fui a la primera prueba y me lo enseñaron me quedé alucinada... Era justo lo que yo quería y no hacía falta cambiarle nada. Era el tocado de mis sueños, sin duda.



"Un día saliendo con mi madre de la prueba del vestido, paseando por Claudio Coello, pasamos por Castañer, los vi y me enamoré. Supe que eran mis zapatos de novia. Son de rafia natural, con tacón, sencillos y lo que más me gustaba es que tanto valían para casarme como para combinarlos con unos vaqueros y camisa blanca. 
En la cena me los cambié por unas alpargatas de cuña en tono crudo, más cómodas para el baile, también de Castañer". 



El ramo fue una de las cosas que tuvo siempre claras. Cristina quería hacerle un guiño al jardín del palacete, a las rosas de pitiminí que rodean el estanque. Fue un regalo de su amiga interiorista, Paula Barcala. 

"Quería que fuese bucólico, con un toque antiguo, que las rosas fuesen rosa palo, melocotón, tonos crudos... Cuando me lo entregaron me quedé mirándolo.. No podía gustarme más. 



Amando confió en Massimo Dutti para su traje que complementó con una corbata, regalo de su suegra, de Scalpers
Además, llevó reloj y unos gemelos para completar su look, además de unos zapatos de Prada. 

Se casaron en una ceremonia civil oficiada por el alcade de la localidad Cabanas, cerca de A Coruña, en los jardines del palacete. Concretamente en la zona del estanque que cuenta con peces koi de colores a la que Cristina define como una auténtica preciosidad ya que es una zona que está rodeada de árboles centenarios y flores.

La ceremonia se ofició sobre las cinco y media de la tarde y cuando terminó ofrecieron un cóctel muy largo con concierto incluído.

"Queríamos aprovechar lo máximo posible los jardines. El cóctel duró hasta las diez de la noche y a esa hora empezó la cena en la carpa principal"











Para la música del cóctel contaron con Le Suite Band que versionó temas desde los setenta hasta los más actuales. 

"Todo el mundo quedó alucinado. Yo sabía que eran buenos pero se salieron. Todo el mundo estaba animadísmo y sonaron de cine. El repertorio que cantaron fue previamente seleccionado por mí y es que encajamos de maravilla con los integrantes del grupo en cuestión por lo que a gusto musical y buen rollo se refiere". 



Para la ceremonia contaron con la voz de una de las integrantes que luego cantaba en el cóctel, Julietta Barro

"Para mi entrada cantó Kiss of life de Sade. Siempre tuve claro que si me casaba sería entrando del brazo de mi padre con un tema de Sade, que tanto nos gusta a los dos. Mi pasión por la música me la inculcó mi padre. 
También cantó durante la ceremonia Your love is king de Sade, A natural woman de Aretha Franklin y al terminar la ceremonia cantó La vie en rose de Grace Jones".



El convite se celebró en los jardines del palacete indiano en una carpa que montaron para la ocasión. Era una carpa transparente y con el techo lleno de bombillas que por la noche consiguió un efecto espectacular.


Cristina se encargó de organizar toda su boda, aunque contó con la ayuda de Conchi de la floristería Alba en Oleiros. 

"Tuve la gran suerte de conocerla. Me ayudó en todo. Yo tenía muy claro la decoración que quería y ella me lo daba. Quise una decoración en tonos malva, las copas en malva, servilletas en malva... Me encargué de diseñar las minutas, el seating plan inspirado en nuestras series favoritas... En general me encargué yo de todo pero Conchi es una grandísima profesional y mejor persona que supo darme lo que yo quería y buscaba". 

Toda la decoración la eligió y diseñó ella misma junto a Conchi que además les alquiló los muebles necesarios para la ceremonia civil, la carpa principal y otros espacios. 

"Lo dejó todo tan precioso que no tengo palabras para agradecérselo". 




El catering, sin duda fue el punto fuerte de la boda. De ello se encargó Alborada catering.

"La comida de ensueño. Había mucho producto gallego, quesos... Pusimos un pulpeiro que cocía el pulpo en directo. Pusimos una estación de champagne Moet&Chandon durante todo el evento.  Nos encanta el champagne y no faltó en ningún momento. La gente alucinó con la comida. Zamburiñas, navajas, xurel ahumado con crema de berzas, ceviches, un cortador de jamón... ¡¡Fueron 4 horas de cóctel que pasaron volando!!"




Entraron al convite al ritmo de Can't get enough of your love de Barry White y fue un auténtico subidón para los novios e invitados. 

"Ese momento fue...Cuando entramos Amando y yo todo el mundo estaba bailando. Mi padre se unió a nosotros al baile. Empezamos a dar vueltas por las mesas, que además eran alargadas y mi padre dándolo todo con nosotros dos... fue increíble". 




Durante la cena quisieron amenizarla con música de fondo. Todo fueron temas ochenteros seleccionados por la novia como Fiesta de los maniquies, Another brick in the wall...

"El momento más culmen de la boda fue cuando sonó Let's dance de David Bowie. La gente en medio de la cena empezó a bailar, mi padre emocionado porque es uno de sus temas favoritos al igual que el mío, lo dio todo. Fue divertidísimo, inmejorable. 



Para las invitadas regalaron fulares por si hacía frío y en algún momento los necesitaban y para todos en general, dejaron cámaras polaroid para hacer fotos durante el cóctel y cena que luego podían pegar en un álbum o llevárselas de recuerdo. 

Cristina hizo varias réplicas más pequeñitas de su ramo y se lo dio a varias de sus amigas. Además, entregó otro a su suegra y a su tía abuela.

Llegaba el momento de darlo todo, por si aún no había sido suficiente y abrieron el baile con Don't get me wrong de The Pretenders en una carpa habilitada para el baile y decorada por Teresa Abaitua. 

"Queríamos algo que emulase a Studio 54, así que lo decoramos con flecos verdes y fucsias además de poner una bola muy ochentera". 



Ayman Pro sound se encargaron de amenizar la fiesta. Tuvieron la suerte de contar con dos Dj's. Uno enfocado para la primera parte y otro para más entrada la noche.

"Amando y yo somos unos locos de la electrónica y estuvimos hasta las mil dándolo todo. Sin duda son un acierto seguro". 

No hubo candy bar pero contaron con recena a eso de las 3 de la mañana con bocadillos de jamón y de lomo ibérico, entre otras cosas. 

"De las fotos se encargó Retrato de un instante. Además, uno de mis mejores amigos, Hugo Alfaro,  es fotógrafo freelance me hizo el regalazo de hacer fotos también alucinantes". 



"Pienso en mi boda y me viene a la cabeza momentos como cuando sonaba Let's dance y todo el mundo dándolo todo, la gente bailando durante la cena e incluso los propios fotógrafos me comentaron que nunca habían visto que en medio de una cena se formara una discoteca y es que fue así. El momento de ver a casi todos mis seres queridos y amigos, cuando entré del brazo de mi padre a la ceremonia y escuchar el tema de Sade con la alucinante voz de Julietta, el tiempazo que nos hizo, el atardecer gallego con tu gente disfrutando del concierto bajo los árboles frondosos... Qué rápido pasa... pero que increíble fue. Es un tópico decirlo pero fue el día más feliz de mi vida, sin duda, sobretodo por la ilusión que hace que la gente que quieres venga desde lejos para estar contigo. El momento en el que leyeron mis amigos durante la ceremonia civil.. no sé, tantas cosas.. El momento en el que estaba junto a Sofía cuando me estaba peinando y maquillando y estábamos las dos solas, tranquilas, comiendo melón y escuchando musiquita.. Al final la vida son instantes, son momentos y yo viví los momentos más especiales de mi vida". 

Post relacionados

Comentarios

Entradas populares