Una boda de cuento la de Claudia y Gonzalo en Guadalupe

Una historia que la novia define como especial, emotiva, bonita y divertida. Claudia y Gonzalo se conocieron hace casi cinco años en casa de una amiga.

"Todo surgió a raíz de un pisotón y una broma tonta... Aunque esa noche se quedó solo en eso, al día siguiente me escribió por Facebook y empezamos a hablar. Desde entonces no hemos dejado de hacerlo". 

Gonzalo quiso sorprender a Claudia durante un fin de semana en Mallorca. Llevó a su chica a un faro donde le encanta ver la puesta de sol y en el acantilado sacó el anillo.


La pedida familiar, Claudia la recuerda como un día muy emotivo y especial, porque además era su 25 cumpleaños. 

Su vestido lo firma Lucía de Miguel que supo captar enseguida lo que necesitaba. El plumeti predominaba en todo el vestido y donde más se deja ver es en sus mangas que tienen una terminación acampanada.

"Tenía varias citas concertadas y la primera fue con ella. La había visto por redes y me gustaba mucho. Normalmente soy muy indecisa pera esta vez opté por cancelar las demás, esperar los bocetos, y si no me convencía volver a ponerme a buscar de nuevo. 
La verdad, es que me cautivaron, me hizo 3 que al final fusionamos en uno". 










Como complementos, llevó una tiara de la joyería Yanes de Madrid. 

"Es una tiara que desde que la vi de pequeña supe que quería casarme con ella para sentirme princesa por dentro y por fuera". 



Los pendientes se los regalaron sus suegros en la pedida, diseñados por su padre, Jesús Yanes. Además, llevó el anillo de pedida de Gonzalo que también diseñó su padre. 



Del peinado y del maquillaje se encargó Tania del equipo Urvan que le hizo un recogido en forma de moño bajo con trenzas.




Para la ceremonia llevó la tiara y después del primer baile se la cambió por un tocado de flores que le hizo su amiga Ana García de Nuskiflowers.


Los zapatos eran de color rosa con el tacón grueso de glitter rosa de Uniqshoes. Además, como perfume confió en Chloé.



Del ramo se encargó el equipo de Arbolande junto con su hermana Marta. Fue sorpresa hasta el día de la misma boda, confió 100% en ella.



Uno de los detalles a destacar es que llevó el mismo velo que llevó su hermana en el día de su boda.


El chaqué de Gonzalo es de Fields que lo escogió junto a su madre. La corbata era de Solo iO, en tonos verdes y azules.

"No quería el clásico ni el típico azul marino y eligió uno de cuadro inglés, me pareció precioso". 






Llevó el reloj de pedida, un Rolex y los gemelos que le regalaron sus hermanos en la pedida, de Mont Blanc.





Llevaba la venera de los caballeros del Corpus Christi de Toledo ya que él pertenece a un capítulo del corpus.



La celebración religiosa tuvo lugar en el monasterio de Guadalupe. Extremadura es uno de esos sitios que tiene todos los componentes para celebrar una boda bonita rodeada de campo y naturaleza. 

"Nos casamos allí porque nos hacía mucha ilusión ya que los 3 años y medio de noviazgo hemos ido muchísimo porque Gonzalo tiene una casa allí. Además, su familia, sus tíos y sus padres se han casado allí por lo que a él le hacía especial ilusión. 
Íbamos a tener un organista pero al final nunca apareció... De ahí la foto en la que estoy sentada con mi padre en la puerta de la Iglesia ya que nos hicieron esperar mientras buscaban a algún fraile que nos tocase algo". 























Tras la ceremonia, se trasladaron a la Hospederia del Monasterio. Así que, nada más salir de la iglesia recorrieron los pasillos del claustro mundéjar junto a los invitados y allí lo celebraron todo. Primero tuvo lugar el cóctel en claustro del monasterio en el que se sirvieron un sinfín de productos de la tierra para después pasar a un salón donde tuvo lugar la comida.

"Tengo 6 hermanos muy dispuestos a ayudar, además de nuestras increíbles madres que hicieron casi todo... la decoración, el sitting plan, los bodegones..."














Entraron al convite al ritmo de La mujer de verde de Izal, editada por un amigo de Gonzalo. 

"No fue la típica entrada ya que no todo el mundo se la sabía pero era la canción que queríamos". 







Claudia, encargó tres réplicas de su ramo que se las dio a dos de sus mejores amigas, a un primo de Gonzalo y a su novia y el suyo se lo dio a su hermana pequeña Paloma. 













Además, hicieron unos marquitos; dos eran un puzzle para completar llegado el momento, para el hermano de Gonzalo, Borja y su amigo. En el otro ponía "somos los siguientes" y se lo dieron a unos amigos que se casan en septiembre.









Después del convite, Claudia abrió el baile junto a su padre y enseguida se unió Gonzalo son su madre Copelia Waltz de Leo Delibes para más adelante bailar juntos El gran waltz de Sonrisas y lágrimas. 











De la música en la fiesta se encargó Eloy Caro de Goldmoon events.


Además, contaron con un candy bar del que se encargargó el hermano de Gonzalo, Ignacio y su madre, Carmen. Con una polaroid, una de las hermanas de Claudia se encargó de ir haciendo fotos.



Las fotos fueron a cargo de Con Corazón que captaron cada emoción y todos los instantes divertidos de la forma más natural posible y del vídeo se encargó Ramón Montero, un amigo de Gonzalo.











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