La boda de Virginia y Valentín en la Ribera del Duero

Virginia y Valentín se conocieron en la universidad de Valladolid cuando ambos empezaron a estudiar económicas. No eran compañeros de clase, ni siquiera coincidían en el mismo turno de clases, pero el destino hizo de las suyas y se conocieron.

"Todo empezó en una típica fiesta de fin de curso de primero de carrera. Fue entonces cuando intercambiamos las primeras palabras. Luego llegó el verano y no volvimos a coincidir hasta el siguiente curso en una de las asignaturas. Ese mismo año, me incorporé unas semanas más tarde y con la excusa le pedí los apuntes para ponerme al día". 



A partir de entonces, empezaron a quedar y ya no se separaron nunca. Virginia recuerda que no ha sido un camino de rosas, ya que al terminar la universidad ella se fue a trabajar a Madrid y él seguía en Valladolid. Estuvieron separados muchos años, viajando cada vez que podían para verse. 

"En ocasiones, nos flaqueaban las fuerzas y no veíamos la luz al final del túnel. Ese ansiado momento de poder vivir en la misma ciudad y poder tener una vida en común parecía que no iba a llegar nunca". 

Al final, a Valentín le surgió la oportunidad y por fin pudo irse a vivir a Madrid. Después de tantos, viajes, tantas maletas, y despedidas llegó el momento de empezar una vida juntos y no podían sentirse más felices. 

Llegó el día de la pedida. Valentín le pidió que se casara con ella, como no podía ser de otra manera, en el lugar donde se conocieron, en la zona de la universidad.

"Con la excusa de ir a grabar un vídeo para la boda de unos amigos, me llevó hasta allí. Gracias a la ayuda de mi hermana, prepararon un camino de velas y estaba todo precioso.
Mientras llegábamos, noté que Valentín estaba supernervioso, pero como no esperaba nada, jamás creí que sería por eso. 
Me dijo las palabras más bonitas que hasta entonces me había dicho". 

Por supuesto, aceptó y ahora sí, empezaba la gran aventura para ellos. 

Se casaron el pasado 2 de septiembre. Coincidiendo con las fiestas de Valladolid y que iban muchos invitados de fuera, creyeron que era un buen momento para que todos disfrutasen de la ciudad. 

A Virginia la peinó y la maquilló Esther Vega estilista, para la novia era primordial llevar un maquillaje muy natural y Esther supo captar enseguida lo que buscaba. Además, también peinó a su hermana, estaban espectaculares, las dos.

"Fue todo un acierto elegirla. Tiene unas manos que son de otro mundo. Quería ser yo misma, así que opté por llevar el pelo suelto con ondas y con un semirrecogido con unas flores. En principio, quería una coleta como la que finalmente llevó mi hermana pero en el último momento cambié de opinión". 




Del vestido se encargó Helena Mareque. Desde el momento en que se conocieron congeniaron a las mil maravillas y acertó de lleno con lo que Virginia buscaba. 

"No le puede estar más agradecida. Fui a las pruebas con mi madre, mi hermana y mi mejor amiga. ¡Nos lo pasamos pipa!"

Lo que más destaca la novia de su vestido es la espectacular cola que tenía. Era de color rosa empolvado con unos bordados, en hilo de color plata, espectaculares.






Era la ocasión perfecta para estrenar los Jimmy Choo que le regalaron sus amigas en su 30 cumpleaños.




Como complementos llevó el anillo de pedida, era un solitario de Suárez. Además, lució una pulsera de oro y diamantes que le regaló su hermana el mismo día de la boda y los pendientes de diamantes y cuarzo rosa que le habían regalado en la pedida de mano.



Valentín optó por llevar un traje de chaqué de la firma Fields en tono azul marino. Destaca su corbata de lunares que le daba el toque perfecto.








Se casaron en la iglesia de un pueblo de la Ribera del Duero, Santa María de Valbuena de Duero. Una zona espectacular rodeada de viñedos y bodegas. La iglesia es muy bonita, y no necesita demasiada decoración, aun así decoraron la entrada con dos olivos y dentro de la iglesia todos los bancos tenían ramilletes de flores. Además, en el altar colocaron grandes centros también de flores.





Para la música contaron con un cuarteto de cuerda que tocaron algunos de sus temas favoritos versionados como A Thousand Years de Christina Perri, que fue la canción con la que entró o Viva la vida de Coldplay para el final de la ceremonia.

"Entré con los nervios a flor de piel pero cuando llegué al final del pasillo, ahí estaba él, sonriente y guapísimo. Poco a poco me fui relajando y lo disfruté muchísimo". 

Fue al final de la ceremonia, cuando la hermana de Virginia leyó unas emotivas palabras que consiguieron emocionarles.







Tras la ceremonia, se trasladaron junto a las chicas de Volvoreta a hacer unas fotos para tener siempre el recuerdo. 

"Además de hacer unas fotos increíbles, son encantadoras. Son más que fotógrafas. Te ayudan, te relajan, te hacen reír... Las elegiría una y mil veces". 

Del vídeo se encargó 2brothers, un matrimonio al que Virginia define como superatentos que hacen unos montajes de película. 





La pareja se trasladó al Monasterio de Valbuena, donde tuvo lugar la posterior celebración. 
Allí ya les esperaban sus invitados para disfrutar del cóctel en un espacio ajardinado con vistas a los viñedos.





Durante ese rato, les acompañó un saxofonista que tocó versiones de temas actuales.


Había una mesa de quesos variados e incluso un puesto de daiquiris. No podía faltar de nada, es de los momentos que más disfrutan tanto los invitados como los novios. Estaba todo decorado con antorchas y pudieron disfrutar de la tarde agradable que quedó, cosa que no suele ser habitual en Valladolid.






La cena tuvo lugar en el claustro del monasterio. Montaron mesas redondas e imperiales que quedaron espectaculares gracias a Farfala Eventos. 
Todos los centros de flores y la decoración floral de la boda fue a cargo de La jara, una floristería de toda la vida que hacen cosas muy bonitas.

"Tienen un gusto exquisito y saben aconsejar a cada novia lo que necesita. Mezclaron centros altos y bajos con cristales, y en las mesas imperiales hicieron unos caminos espectaculares". 









La entrada al banquete la hicieron al ritmo de Belive in your best levels, una canción mezclada de Foofitghters y Avicii que fue todo un éxito. Todos los invitados se pusieron en pie gracias a Hey Mickey. 

"Lo recordamos como uno de los momentazos de ese día". 





Durante el postre quisieron sorprender a varios invitados que cumplían años y quisieron sacarles un pedacito de tarta con la canción del cumpleaños feliz al ritmo de Parchís. 
También dieron unos globos a varias parejas que querían que se animaran a casarse y darles el empujón para que se decidieran a dar el paso. 

"Varios de ellos se casan próximamente, así que ¡objetivo cumplido!"





Virginia le dio su ramo a su hermana a quien define como su compañera de batallas y su confidente. 
También dieron unos ramos de flores a sus madres y a una de sus mejores amigas que les ayudó mucho en todo el proceso de preparación de la boda.



De regalo a sus invitados, habían preparado unas botellas de vino y una vela perfumada.



El baile lo abrieron al ritmo de Ed Sheeran con la canción Thinking out loud y a partir de entonces fue un no parar. 

"Preparamos un baile y lo recomiendo 100%. Fue muy divertido mientras lo preparábamos. Estábamos deseando llegar de trabajar para ensayar porque nos lo pasábamos tan bien..."








De toda la música se ocupó Hey Mickey y bailaron hasta que no pudieron más. Para las invitadas pusieron alpargatas para que se deshicieran de los tacones y bailasen sin parar. 

Contaron, además, con un photocall organizado por Risbox que fue todo un éxito, además de un candy bar. 

"Había un montón de pelucas, los disfraces de nuestras despedidas, gafas, narices, sin duda, animaron mucho la fiesta". 




"Fue el mejor día de nuestra vida hasta el momento. Lo vivimos y lo disfrutamos al máximo. Una vez que se apagan las luces de la fiesta, comienza la aventura... Lo mejor de ese día fue elegirnos para el resto de nuestros días. ¡Sin duda, la mejor decisión de todas!"







Gracias Virginia y Valentín por compartir vuestra preciosa boda,





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