La boda otoñal de Fátima y Álvaro en Madrid
Dicen que cuando encuentras al amor verdadero tu vida se sume en una felicidad inmensa y contagiosa para siempre. El amor y las relaciones se cuidan, se valoran y se respetan en lo bueno y en lo malo porque ahí es cuando realmente se demuestra todo.
Apenas quedan tres días para entrar de lleno en la primavera pero parece que el frío no tiene ganas de marcharse. Por eso hoy, os traigo esta preciosa boda otoñal celebrada en Madrid unos meses antes de que la pandemia lo cambiara todo. Espero que la disfrutéis tanto como yo escribiéndola.
Fátima y Álvaro se conocieron en la playa de San Javier, Murcia, en 2012 cuando ella tenía 18 recién cumplidos y él 20. "A mí me encantó desde el primer momento que le vi pero él huía de mí porque era la hija de su jefe", recuerda Fátima que, además, asegura que no fue hasta "dos años después cuando nos volvimos a encontrar y no paramos de hablar en toda la noche. Llevábamos dos años siguiéndonos a distancia y preguntando el uno por el otro, pero hasta ese día no empezó a ponerse serio el tema".
Álvaro consiguió sorprenderla durante la pedida aunque el tiempo no acompañó demasiado. "Me pidió matrimonio en Filipinas viendo el atardecer. Había preparado un álbum con fotos nuestras desde que empezamos a salir hasta ahora y en la última página había atado un cordón con el anillo”.
Parece ser que puesta de sol vieron poca, pero aún así fue un momento mágico para ambos. "Todo salió al revés de lo que había planeado. Después de conseguir llevarme a ver el atardecer (no fue nada fácil convencerme) comenzó a llover y al rato el viento hizo que se pasase hasta la última hoja del álbum donde estaba el anillo así que le pilló por sorpresa y no supo demasiado bien cómo reaccionar. Fue muy nuestro y muy bonito. Además, su hermana apareció al rato y el abrazo con ella fue realmente emotivo".
Los familiares recibieron la noticia con muchísima ilusión y celebraron la pedida en casa de los padres de Fátima rodeados de la familia más cercana a la que luego se unieron tíos, primos y algún amigo.
Ambos tuvieron claro que querían casarse en la zona de El Escorial "por los paisajes". Sobre todo porque querían que "fuese un sitio un poco diferente y especial" tanto para ellos como para los invitados.
Para los preparativos, Fátima se decantó por una bata de Ralph Lauren en la que estaba bordada su inicial. "Me la regalaron mis mejores amigas. Venía desde París". El camisón era de Oysho y las zapatillas de Zara Home.
Confió en Paula Guzmán tanto para el maquillaje como para el peinado. "Me transmitió mucha tranquilidad y no me equivoqué. Es un amor y la verdad que supo muy bien ver lo que quería desde el inicio. Me dejó la piel súper natural e iluminada". Añadió un tocado de Valenzuela regalo de sus amigas. "Era precioso y súper original".
El equipo de Cristina, de Valenzuela Atelier, se encargó de confeccionar el vestido de Fátima. Estaba cuidado hasta el más mínimo detalle. De hecho fue una decisión que tuvo clara "desde que le hicieron el vestido a mi hermana yo supe que también quería contar con ellas en mi boda".
"Cristina tiene un talento increíble. Desde el primer momento que me vio supo adivinar mi gusto y clavó el vestido que yo quería. Ir a las pruebas era un gusto por el cariño con el que me trataron. Fue una suerte dar con ella y su equipo".
"Llevé unos pendientes de mi abuela con zafiros y una sortija a juego. Además, llevé también la pulsera que Álvaro me regaló en la pedida, de oro blanco y zafiros. Era una réplica de la pulsera de pedida de mi madre de la que he estado enamorada desde que era pequeña".
Escogió unos zapatos de diDom y quedó encantada con su elección. "Mi vestido era muy sencillo así que quería hacer un guiño especial con algo y no sé porqué pero me dio por el terciopelo azul. Tenía una idea muy clara de cómo quería que fuesen. Quería que tuviesen tacón pero necesitaba que fuesen cómodos".
El ramo era de María Arte Floral. "Tiene un don especial y no he visto a nadie que sepa más de plantas y flores que ella. Simplemente le dije: "quiero algo original, de invierno y silvestre". No vi el ramo hasta el día de la boda y la verdad que ni eligiendo yo cada una de las flores me habría gustado más". A él le añadió un lazo de terciopelo azul con una medallita de plata grabada a mano por su amiga Laura. "Fue un detalle precioso que guardaré siempre".
Álvaro vistió un frac militar de la sastrería militar Oliver y añadió una pajarita blanca del mismo lugar. Como complementos llevó unos gemelos de oro blanco, un reloj de la firma suiza Zenith y un bolígrafo Montblanc para la firma de los papeles de la iglesia".
Los zapatos eran de charol de la firma Martinelli.
Dieron con la iglesia de San Bernabé, "una iglesia preciosa herreriana de piedra del siglo XVI construida y frecuentada por Felipe II. Era preciosa, tenían fecha y además nos acogieron con mucho cariño y cercanía".
Fátima recuerda que "estaba muy nerviosa y hacía mucho frío. Al entrar fui volada hasta el altar. Creo que no he caminado tan rápido en mi vida. La ceremonia fue muy familiar y emotiva. Allá donde mirásemos veíamos caras de felicidad y complicidad. Creo que, a pesar de ser muchos invitados, nos sentíamos en familia viviendo un momento íntimo todos juntos. El párroco que nos casó me conocía a mí desde pequeña y a Álvaro desde hacía años, así que no faltaron los recuerdos y guiños cómicos".
La Finca El Campillo fue la elegida para celebrar el banquete y la posterior fiesta. "Lo habíamos visto desde el principio pero se salía de nuestro presupuesto. Aun así fuimos a verlo, y menos mal porque nos gustó tanto que volvimos unas 5 veces más hasta que decidimos hacerlo allí. Sobre todo nos decidimos por María y Cristina. Ellas nos atendieron, aconsejaron y ayudaron con una paciencia sobrehumana y claro, así da gusto".
La encargada de elaborar las invitaciones de la boda fue la propia novia y las imprimieron en Gráficas Mayán. El seating lo hizo la propia finca y estuvo inspirado en la Navidad. "Pusieron árboles con el seating colgando como adornos de Navidad. Quedó precioso".
La decoración de los espacios, así como el catering, también fueron a cargo de la finca. "Todo estaba pensado al más mínimo detalle. Fue una de las cosas que más gustó a los invitados. Todos resaltaron el cariño y cuidado que se le había puesto a cada rincón".
"La comida estaba riquísima, todo el mundo lo comentaba. El trato fue increíble en todo momento. Durante el cóctel había un puesto con cervezas artesanas, un puesto con atún marinado recién cortado y, sin duda, lo que más me gustó fue una cereza que en realidad era un bombón de foie caramelizado. Estaba impresionante".
Uno de los momentos que más disfrutaron los recién casados fue la entrada al banquete. Lo hicieron al ritmo de "On our way" de The Royal Concept. "Lo pasamos fenomenal. Tenía clarísimo que iba a entrar brincando como nunca pero Álvaro, que es más vergonzoso, le llevó por el camino de la amargura aunque luego al ver a la gente tan animada cantando y bailando nos vinimos arriba los dos".
Como detalle para los invitados dejaron unos tarros de miel artesanal además de una tarjeta con una oración en el anverso y una dedicatoria personalizada para cada invitado en el reverso. "Esto último encantó a todo el mundo y alguno llegó, incluso, a emocionarse. Además, regalé a mi hermana mayor y mi abuela dos fotografías nuestras enmarcadas".
"Repartí varios ramos porque me costó bastante decidirme. Mi ramo fue para mi madre y las réplicas fueron para Teresa, mi hermana pequeña, Lucía, hermana de Álvaro, Isa, mi amiga de la infancia, María, mi mejor amiga y una más en la familia y por último a Laura y Santi que son dos amigos a los que queremos mucho".
Tras el momento de las entregas llegó la apertura del baile. Fátima lo abrió bailando con su padre con una de sus canciones favoritas, "And I love you so" de Don McLean. "Fue un momento muy especial para mí. Luego salió Álvaro y después de un rato bailando solos se unieron padres, hermanos y amigos".
Javier Vilariño fue el encargado de hacer vibrar con su música a todos los invitados. "Fue un placer contar con él. En la fiesta no faltó la buena música".
"Contamos con un candy bar increíble que prepararon las chicas de Finca El Campillo. Había de todo y lo pusieron precioso. A los invitados les encantó". Tampoco faltó Flashback Fotomatón para tener otro recuerdo de su gran día. "Sin duda, la gran sorpresa fue el grupo flamenco Los Bomberay. Fue regalo de mis amigas y consiguieron sorprendernos. Fue increíble, no me lo esperaba y cuando empecé a escuchar mi canción preferida en directo me emocioné mucho".
De las fotos se encargó el equipo de Concorazon. "Fue el gran descubrimiento de la boda. Son una pareja joven, que aman lo que hacen y muestran cada detalle del día con todo el cariño del mundo".
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